Cuando me senté muy ansiosa delante de mi notebook, me pregunté cual iba a ser mi primer nota y fue justo cuando acá, el clima desmejoró y empezó a llover a cántaros. Y fue allí, en ese instante, que lo supe…
En el trabajo, en la familia, en las decisiones, en la vida misma, siempre hay bandos, lugares donde estar o elegir estar para hacer frente a una decisión. Yo diferencio a tres grandes grupos:
- los que se quejan de las circunstancias pero que no hacen nada al respecto
- los que se disgustan de algunas circunstancias pero que hacen algo al respecto
- los que son indiferentes y dejan todo en manos del destino
Al tomar decisiones, uno toma en consecuencia puntos de vista y maneras de ver la vida. Es decir, según que “lentes estás usando” para mirar, será la forma en la que vas a percibir tu alrededor.
Los días de lluvia para la gente que me rodea, como por ejemplo mis compañeros, son días molestos, húmedos, donde las calles están inundadas, los colectivos llegan tarde, se pierde el presentismo, se mojan los zapatos y uno en consecuencia tiende a resbalarse. En otras palabras, es como si los maldijeran.
En mi caso, no me disgustan tanto como a ellos, ya que tengo la excusa de usar mis botas de lluvia, son botas de goma de 3/4 caña color azul marino con motivo floral, que me encantan. No voy a negar que no me hace gracia lo que la humedad del ambiente hace a mi pelo, aunque estos días tienen realmente su encanto. El paisaje se tiñe de un gris apagado y todo pareciera ir más en pausa. Los autos no aceleran tanto para evitar frenar bruscamente, las personas caminan más lento, respirando en forma profunda, es como si todos se tomaran el tiempo de vivir más calmados, en paz con ellos mismos.
Por ese motivo es que en estos días, me levanto más temprano de la hora habitual para ir a trabajar, y salgo con un poco más de tiempo; me preparo alguna muda de ropa por si acaso me llegara a mojar, me baño, me visto con mi piloto impermeable negro y gris, abro la puerta de mi casa con una mano y con la otra sostengo mi paraguas.
Tomo el ascensor, llego al hall de recepción, llave en la cerradura, miro hacia adelante, abro mi paraguas y me digo “Hoy un nuevo día me espera, depende de mi hacerlo especial”
Diría entonces que pertenezco al segundo grupo.
¿¿Cuál es tu opinión sobre los días de lluvia?? ¿¿Qué rutina hacés en estos casos??
— Foto por YoungToymaker